Reporteros sin Fronteras condena firmemente el bombardeo, en Bagdad, en la noche del 25 al 26 de marzo, del inmueble de la televisión iraquí que, a la luz del derecho humanitario internacional, no debería poder ser considerado como un objetivo militar.
Reporteros sin Fronteras condena firmemente el bombardeo de la televisión iraquí, cuya programación se vio temporalmente interrumpida, en la noche del 25 al 26 de marzo de 2003.
"Los bombardeos militares deben limitarse a objetivos estrictamente militares", manifestó Robert Ménard, secretario general de la organización. "Los norteamericanos invocan la Convención de Ginebra cuando se trata de prohibir las imágenes de sus prisioneros en Irak, pero la olvidan enseguida cuando se trata de bombardear el inmueble de la televisión, que es un bien civil y, por tanto, protegido por la misma Convención. En 2001, el ejército norteamericano ya bombardeó las oficinas de Al-Jazira en Kabul (Afganistán). Debería tener cuidado para no dar la impresión de que tiene la costumbre de atacar a los medios de comunicación que le son hostiles", añadió.
No se conoce la magnitud de los daños que los bombardeos han causado en el inmueble de la televisión, porque las autoridades iraquíes tienen prohibido el acceso a los periodistas. La televisión nacional reanudó su programación cuarenta y cinco minutos después de los bombardeos. En cambio, la televisión Shabab TV (Televisión de la Juventud), que pertenece al hijo mayor de Saddam Hussein, Udai, dejó de emitir tras los bombardeos, y solo siguieron emitiendo la televisión nacional iraquí y la televisión por satélite.
Algunos oficiales norteamericanos declararon, el 25 de marzo de 2003, que el raid norteamericano sobre la televisión nacional iraquí iba dirigido a eliminar el sistema de comunicación del presidente Saddam Hussein con el pueblo y el ejército iraquíes, evocando las imágenes de prisioneros norteamericanos y los cuerpos ensangrentados, que los iraquíes presentaron como soldados norteamericanos. Estas declaraciones atestiguan que la televisión nacional iraquí fue atacada deliberadamente cuando, según el derecho internacional, este objetivo no puede ser considerado un blanco militar.
En el pasado, otros medios de comunicación acusados de ser "medios de propaganda, fueron tomados como blancos y constituyen precedentes, muy peligrosos para la prensa. La Alianza Atlántica (OTAN), en el marco de su campaña aérea en la República Federal de Yugoslavia, bombardeó, el 23 de abril de 1999, la sede de la radiotelevisión de Serbia (Radiotelevizija Srbije, RTS), situada en el centro de Belgrado, causando la muerte de dieciséis empleados del canal. El 19 de enero de 2001, el ejército israelí dinamitó el edificio de la televisión y la radio palestinas La Voz de Palestina, en los Territorios ocupados, Ramallah. Durante la campaña norteamericana en Afganistán, el 12 de noviembre de 2001, el ejército norteamericano bombardeó las oficinas del canal árabe Al-Jazira, en Kabul. El 3 de octubre de 2001, Colin Powell, Secretario de Estado norteamericano, se dirigió aló Jeque Hamad bin Khalifa al-Thani, Emir de Qatar y principal accionista del canal, para pedirle que interviniera a fin de que Al-Jazira modificara su cobertura de los acontecimientos. Un mes más tarde, el ejército norteamericano bombardeó los locales del canal en Kabul, con la excusa de que habrían albergado a algunos miembros de Al-Qaeda. A pesar de las promesas hechas a Al-Jazira, la administración norteamericana nunca ha abierto una investigación.
En un comunicado del 19 de marzo de 2003, Reporteros sin Fronteras advirtió a las autoridades norteamericanas, pidiéndoles que se abstuvieran de tomar deliberadamente como blancos a los emisores y los locales de los medios de comunicación, incluidos aquellos que se utilizan con fines propagandísticos.