El ministro de Comunicación, Ramiro Valdés, declaró el 12 de febrero que considera a Internet como una “herramienta de exterminación global” y que es imperativo que se “controle” esa “arma salvaje”. Por otra parte, el ministro cubano explicó que si son muy pocos los ciudadanos de su país que pueden acceder a Internet la culpa la tiene el embargo norteamericano, que le impide conectarse a la Web en buenas condiciones. Reporteros sin Fronteras recuerda que el retraso de Cuba en materia de Internet es antes que nada producto del deseo del gobierno de controlar la circulación de información en su territorio.
El ministro de Comunicación, Ramiro Valdés, declaró el 12 de febrero de 2007 que considera a Internet como una “herramienta de exterminación global” (Tool for global extermination) y que es imperativo que se “controle” esa “arma salvaje”. Por otra parte, el ministro cubano explicó que si son muy pocos los ciudadanos de su país que pueden acceder a Internet la culpa la tiene el embargo norteamericano, que le impide conectarse a la Web en buenas condiciones. Reporteros sin Fronteras recuerda que el retraso de Cuba en materia de Internet es antes que nada producto del deseo del gobierno de controlar la circulación de información en su territorio.
“Es evidente que el embargo norteamericano, que impide a Cuba conectarse a la Red mediante cables submarinos, no facilita el desarrollo del Net en ese país. Sin embargo, en octubre de 2006 publicamos un informe que demuestra que las autoridades frenan deliberadamente ese acceso. Por otra parte, resultaría sorprendente que el país, que no cuenta con ningún periódico, radio o televisión independiente, permitiera un acceso libre a Internet. Esperamos con impaciencia que se establezca una conexión mejor a la Red a través de Venezuela, como ha anunciado el ministro. Veremos si entonces el gobierno acepta finalmente que sus ciudadanos accedan a una Web que no esté censurada”, ha declarado la organización.
Ramiro Valdés hizo estas
declaraciones, reproducidas por Associated Press, en la apertura de una conferencia sobre tecnologías de la comunicación, que se celebraba en La Habana. Criticó fuertemente a Estados Unidos, a quien acusó de utilizar la Web para “debilitar al gobierno comunista” (undermine the communist government).
Internet en Cuba, una red bajo vigilancia (extracto del informe de Reporteros sin Fronteras de octubre de 2006):
“Con menos de dos internautas por cada 100 habitantes, Cuba se encuentra entre los países mas retrasados en materia de Internet. Es, con mucho, el peor de América Latina -Costa Rica es 13 veces mejor- y se sitúa al nivel de Uganda o Sri Lanka. Esto es algo que sorprende en una isla que presume de tener uno de los niveles de educación más altos del planeta. Las autoridades defienden ese catastrófico balance esgrimiendo el embargo norteamericano, que les impediría equiparse con el material necesario para el desarrollo de la Red. Entre otras cosas explican que, al no poder conectarse al Internet mundial mediante cables ópticos submarinos, se ven reducidas a utilizar conexiones por satélite, caras y menos eficaces. Este argumento puede, en efecto, explicar la lentitud del Internet cubano y las interminables filas de espera delante de los cibercafés. Pero no justifica en absoluto el sistema de control y vigilancia de la Red, creado por las autoridades. En un país en el que los medios de comunicación están sometidos al poder, se ha convertido naturalmente en una prioridad impedir que por Internet circulen informaciones independientes.
El gobierno cubano utiliza diferentes recursos para asegurarse de que este medio no se use de manera “contrarrevolucionaria”. Para empezar ha prohibido prácticamente las conexiones privadas a la Red. Para navegar o consultar sus e-mails los cubanos tienen que pasar obligatoriamente por los puntos de acceso públicos (cibercafés, universidades, “clubs informáticos para la juventud”, etc.), donde resulta más fácil vigilar su actividad. Después, la policía cubana ha instalado en todos los ordenadores de los cibercafés y de los grandes hoteles unos programas que ponen en funcionamiento un mensaje de alerta, cuando encuentran algunas palabras clave “subversivas”. Por otra parte, el régimen se asegura de que no accedan a Internet los opositores políticos y los periodistas independientes, para quienes comunicar con el extranjero resulta un verdadero calvario. Finalmente, el gobierno apuesta por la autocensura. En Cuba te pueden condenar a veinte años de cárcel por unos pocos artículos “contrarrevolucionarios” publicados en sitios extranjeros, y a cinco simplemente por conectarte al Net de forma ilegal. Pocos internautas se atreven a desafiar la censura del Estado y a asumir ese riesgo”.
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