Reporteros sin Fronteras se siente aliviada por la decisión, adoptada el 4 de octubre, por Víctor Rolando Arroyo Carmona (foto) de poner fin a la huelga de hambre, que inició 25 días antes. Sin embargo, la organización continúa estando extremadamente preocupada por el estado de salud del periodista. Y publica un texto de apoyo de Raúl Rivero, escritor cubano exiliado, escrito antes de que su colega decidiera terminar con el ayuno.
Reporteros sin Fronteras se siente aliviada por la decisión, adoptada el 4 de octubre de 2005 por Víctor Rolando Arroyo Carmona, de poner fin a la huelga de hambre que inició 25 días antes. Sin embargo, la organización continúa estando extremadamente preocupada por el estado de salud del periodista.
“Recibimos la noticia con alivio, pero recordamos que siguen siendo lamentables las condiciones de detención de Víctor Rolando Arroyo Carmona, y los otros 22 periodistas encarcelados en Cuba”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
El 4 de octubre, Elsa González Padrón, esposa de Víctor Rolando Arroyo Carmona, fue autorizada a visitarle. Los médicos le advirtieron de que, cuando el 3 de octubre llegó al hospital de Holguin, deliraba y creía que se encontraba en Guantánamo (Este), donde estaba encarcelado.
Solo tras comprobar que efectivamente le habían trasladado, Víctor Rolando Arroyo Carmona aceptó que le hicieran una transfusión, poniendo así término a la huelga de hambre. En efecto, una de sus reivindicaciones era que le alejaran de un tal Armesto, guardián de la cárcel de Guantánamo, que infligía una auténtica tortura psicológica al periodista.
Víctor Rolando Arroyo Carmona, que poco a poco ha recomenzado a alimentarse, continúa en estado crítico, asi como Félix Navarro, preso político que inició una huelga de hambre tres días después del periodista y que también le puso fin cuando fue trasladado a Bamayo (provincia de Granma, Sudeste).
Cuando todavía se encontraba en huelga de hambre, el periodista respondía a quienes le pedían que la finalizara: “No juego con mi vida, intento salvarla”. Teniendo en cuenta que con frecuencia la huelga de hambre representa el último medio para hacerse escuchar en situaciones desesperadas, Reporteros sin Fronteras ha optado por publicar la carta de apoyo a Víctor Rolando Arroyo Carmona escrita por Raúl Rivero, periodista y escritor cubano exiliado en Madrid desde abril de 2005, antes de que su colega pusiera fin al ayuno.
« Cárceles cubanas: la muerte como alivio
El periodista Víctor Rolando Arroyo, un preso del grupo de los 75 encarcelados por Fidel Castro, está muy grave tras 25 días en huelga de hambre.
Se está muriendo ahora mismo en Cuba el periodista Víctor Rolando Arroyo. Entró, con este amanecer, en el día 25 de una huelga de hambre. La inició para exigir que el alto mando del Ministerio del Interior le quite de encima a un oficial de apellido Armesto que es el encargado de reprimirlo en la prisión de Guantánamo desde la primavera de 2003.
Arroyo nació en diciembre de 1952 y cumple una condena de 26 años. Fue uno de los 75 cubanos que fue a la cárcel durante una ola de arrestos desatada por el régimen de Fidel Castro en la que se le impusieron largas penas a periodistas independientes y a activistas de la oposición pacífica interna.
Guantánamo está en el extremo oriental de Cuba. Arroyo y su familia viven en Pinar del Río, exactamente a 1.074 kilómetros de distancia de la nave de hormigón y hierro que se conoce como el Combinado y que almacena a centenares de prisioneros.
Desde que el periodista llegó al centro penitenciario, hace ya más de 30 meses, le asignaron a ese oficial para que lo «atienda».Ese es el eufemismo que se usa para indicar el trabajo de agobio, vigilancia y control que se ejerce dentro de las cárceles contra los presos políticos.
Abusos y humillaciones
Recuerdo que ya en diciembre de 2003, me llegó a la celda donde yo cumplía una sanción de 20 años, la informacion de que a Arroyo le habían dado una paliza la víspera de Año Nuevo. Después, gracias a su familia, conocimos todos los abusos, las humillaciones, el trato degradante que ha usado siempre el oficial contra el periodista que no recibía correpondencia, no podía realizar las llamadas telefónicas que contempla el reglamento, ni tenía derecho a visitas familiares.
Arroyo, un hombre con experiencia carcelaria, se negó recientemente a que se le hiciera una requisa en sus propiedades sin estar él presente.
Temía que el obstinado policía le colocara algún elemento comprometedor y se le iniciara un nuevo proceso.
El informador se negó a salir de la galería y se sentó en el suelo. Entonces, el militar, ayudado por dos guardias, lo arrastró por el pasillo hasta otra celda y Arroyo se declaró en huelga de hambre hasta la muerte.
Félix Navarro, otro preso político que extingue una condena de 25 años también en Guantánamo, aunque natural de la occidental provincia de Matanza, fue testigo del episodio en el que el oficial arrastró al periodista y, en solidaridad con él, se declaró poco después en huelga.
Claro que el caso de Arroyo es el que se ha convertido en el centro de atención debido a la extrema gravedad del convicto.La primera vez que estuvo encarcelado el periodista fue en 1996.Cumplió un año porque publicó un análisis crítico sobre los métodos del cultivo del tabaco en su provincia, que es el santuario de los célebres y arómaticos puros.
En febrero de 2000 volvió a los calabozos. Ahora por seis meses y mediante una figura jurídica que estaba en desuso. Arroyo se dedicó a comprar juguetes en dólares en las tiendas especiales para regalarlos a los niños pobres el día de los Reyes Magos.El dinero le llegaba por donaciones de instituciones y familias cubanas radicadas en el sur de Florida. Lo acusaron de acaparar bienes públicos y le confiscaron los juguetes. El rey mago guajiro que no andaba en camello, sino en bicicleta, fue a parar a una rústica prisión llamada Kilo 4, casi donde Cuba toca a Yucatán y se pueden ver las dos costas ( la norte y la sur) desde la Carretera Central.
Cuando fue condenado en 2003 era director de la Unión de Periodistas y Escritores Cubanos Independientes (UPECI) y tenía bajo su responsabilidad una biblioteca fuera del control del Estado con cerca de 5.000 volúmenes.
En los últimos días llegan informes de su familia angustiada.Su esposa, Elsa González Padrón, viajó a Guantánamo para verlo y tener noticias directas. Le permitieron que lo viera dos minutos.El doctor Chediak (atención: ninguno da sus nombres y apellidos completos) le informó a Elsa Gonzalez que haría una excepción porque ella «no tiene derecho a verlo ni nada»
La mujer solicitó que el paciente fuera trasladado a otra sala por si el caso se complicaba y se producía una situación de emergencia.«El está así por su voluntad», le dijo el médico, «no vamos a ocupar una cama que pueda necesitar otra persona. Si se quiere morir, que se muera».
Ante la gravedad del estado de salud de Arroyo, el cardenal Jaime Ortega pidió a los tres presos en huelga de hambre que desistieran de sus protestas. El jueves, la UE pidió al Gobierno de Castro tomar medidas para mejorar la situacion de los tres disidentes que se encuentran en huelga de hambre.
A mi casa de Madrid llegó un mensaje directamente desde Pinar del Río. Lo firma Pedro Pablo Arencibia y su familia, son amigos de Arroyo. Y dice esto: «Estamos desesperados. Marta, la madre, no sabe nada. Elsa sigue en oriente. Esto es muy triste. Es un hermano el que se está muriendo».
Raúl Rivero
Con la colaboración de Acción Democrática Cubana
www.adcuba.org