Publicado el informe del Departamento de Defensa sobre la muerte de un colaborador de la agencia de prensa británica Reuters
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El 28 de agosto de 2005 un equipo de televisión de la agencia de prensa británica Reuters acudió al barrio de al-Adil, en Bagdad, para cubrir una emboscada en la que habían caído policías iraquíes. Llegados como refuerzo, unos soldados norteamericanos escondidos en el tejado de un inmueble dispararon sobre su vehículo. El técnico de sonido Waleed Khaled, que iba al volante, murió en el lugar tras recibir un disparo en la cara y cuatro más en el pecho. El camarógrafo que le acompañaba, Haider Kadhem, resultó ligeramente herido. Tres años después de los hechos, el Departamento de Defensa norteamericano ha hecho público, el 16 de junio de 2008, un informe de investigación que confirma la responsabilidad de los soldados norteamericanos en la muerte del colaborador de Reuters. Reporteros sin Fronteras se suma a los autores del informe en cuanto a la necesidad de conciliar las obligaciones de los medios de comunicación en situaciones de urgencia y las reglas que rigen el alistamiento de las fuerzas armadas. La organización se compromete a vigilar que el ejército norteamericano adopte medidas para que este tipo de drama no vuelva a ocurrir.
“Las conclusiones de este informe de investigación no deja ninguna duda acerca de la responsabilidad del ejército norteamericano. Sin embargo, el estudio del comportamiento de los soldados autores de los disparos, y también el de los dos periodistas de Reuters en el momento en que ocurrieron los hechos, pone de manifiesto la ignorancia de unos y otros en relación con las reglas de alistamiento y seguridad de ambos. Resulta incomprensible que haya habido que esperar cinco años después del comienzo del conflicto en Irak para darse cuenta de que el ejército norteamericano no ha sensibilizado a los medios de comunicación presentes en el país en relación con las consignas que tienen que respetar los periodistas que se encuentran frente a soldados en el terreno de los enfrentamientos. Por otra parte, las conclusiones de esta investigación no eximen a los militares de sus responsabilidades en la muerte de Waleed Khaled. Por eso, fueran cuales fueran las circunstancias de la muerte del colaborador de Reuters, hay que sancionar a los autores de los disparos”, ha declarado la organización.
Entre reglas de seguridad y realidad de un terreno hostil para los medios: el dilema de los periodistas iraquíes
Quizá la muerte de Waleed Khaled se podría haber evitado. El origen del incidente hay que buscarlo de una parte en la falta de comprensión del equipo de Reuters de las señales de advertencia enviadas por los soldados norteamericanos y, de otra, en un error de interpretación de los soldados de la marcha atrás que inició el vehículo de los periodistas, deseosos de marcharse de aquel lugar. Por otra parte, el ejército norteamericano reprocha a los periodistas de la agencia británica que acudieran a una zona de enfrentamientos sin equipo de protección, y en un coche normal. Según las conclusiones del informe, nada indicaba que los ocupantes del vehículo fueran periodistas y los soldados aseguran que la cámara que empuñaba Haider Kadhem les pareció un lanzacohetes anticarro.
Los procedimientos de emergencia recomendados por la agencia Reuters animan a sus colaboradores a retirarse de las zonas de combate, cuando el riesgo se hace demasiado grande. A la inversa, las reglas que imparte el ejército norteamericano consideran ese comportamiento como sospechoso. En incidentes de este tipo, los soldados norteamericanos preconizan inmovilizar el vehículo en espera de que las fuerzas del orden estabilicen el perímetro. Sin embargo, a Haider Kadhem y Waleed Khaled nadie les informó de todo ello.
Por otra parte, la realidad del terreno iraquí no permite a los periodistas cumplir su misión con seguridad. Desde hace más de cinco años algunos grupos armados causan, con toda impunidad, estragos en el conjunto del territorio, convirtiendo en objetivos a los colaboradores de los medios. Por eso han tenido que rodearse de precauciones para evitar ser identificados. En total, desde el comienzo del conflicto, en marzo de 2003, en Irak han matado a 216 profesionales de los medios. La mayoría de ellos cayeron en emboscadas delante de su domicilio, o lugar de trabajo. Por este motivo un gran número de periodistas ocultan su profesión, y no pueden circular en coches marcados con el logotipo de sus medios.
En total, diez profesionales de los medios han muerto por disparos norteamericanos, en distintos incidentes, desde el comienzo del conflicto. Tres de ellos trabajaban para Reuters. En todos los casos, los informes de investigación efectuados por investigadores militares han llegado a la conclusión de que se trató de disparos accidentales.
Las insuficiencias de la investigación inicial
Una primera investigación, llevada a cabo por un oficial-inspector norteamericano, fue rechazada por la agencia británica que había contratado en Irak a una empresa asesora sobre la gestión del riesgo. Así, a los soldados autores de los disparos no se les pidió que entregaran sus testimonios por escrito y se les autorizó para que se reintegraran en sus puestos sin notificarles que tenían prohibido hablar del caso, para evitar que se pusieran de acuerdo en la versión de los hechos. Por otra parte, el oficial incluyó sus declaraciones sin intentar interrogar a otros testigos. Más grave aun, al final de la investigación el oficial-inspector perdió la cinta original de la grabación efectuada por Haider Kadhem en los minutos anteriores al ataque. Sin embargo, según el panel que la visionó antes de que desapareciera, las imágenes del camarógrafo de Reuters no cuestionarían las conclusiones del informe. El oficial-inspector entregó las conclusiones a su mando jerárquico el 31 de agosto de 2005; es decir, cuatro días después de ocurrir el drama.
El Departamento de Defensa norteamericano abrió una segunda investigación después de que, en marzo de 2006, se publicara el informe de la agencia británica sobre el incidente. El informe de balística, los resultados de la autopsia del cuerpo de Waleed Khaled, las declaraciones de otros testigos y también la exploración del lugar del incidente, incluida una evaluación de la distancia entre quienes dispararon y su objetivo, permitieron profundizar en el examen de los hechos y dar mayor credibilidad a las conclusiones que, por otra parte, fueron muy parecidas a las de la primera investigación.
Descargar la totalidad del informe del Departamento de Defensa norteamericano en inglés
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20.01.2016