Cada año pierden más puestos las democracias comprometidas en conflictos fuera de su territorio, como Estados Unidos o Israel; varios países emergentes, sobre todo en Africa y Caribe, garantizan cada vez mejor la libertad de los medios de comunicación.
Estados Unidos gana doce puestos y se clasifica en el número 36. La puesta en libertad del camarógrafo de Al-Jazira Sami Al-Haj, tras seis años detenido en la base militar de Guantánamo Bay, ha contribuido a ese cambio. Sin embargo, el secreto de las fuentes sigue amenazado por los tribunales federales a falta de una “ley escudo”, aunque en los últimos meses han disminuido los casos de periodistas citados por la justicia o forzados a revelar sus fuentes, y a ninguno de ellos le han enviado a la cárcel. Sin embargo, un año más tarde se mantiene la impunidad en el asesinato de Chauncey Bailey, redactor jefe del semanario Oakland Post de California, al que mataron el 2 de agosto de 2007. El estancamiento de la investigación en conflictos locales de intereses, y la falta de intervención de la justicia federal, explican también que Estados Unidos no haya conseguido mejor clasificación. También se han tenido en cuenta las numerosas detenciones de periodistas durante las convenciones, demócrata y republicana.
La caída más espectacular es la de Bolivia, que retrocede 47 puestos (115). La crisis institucional y política que mina el país ha acentuado la polarización entre medios públicos y privados, y ha expuestos a la violencia a algunos periodistas, estigmatizados por sus presuntas relaciones con el gobierno o la oposición. La prensa pública ha tenido un muerto. Al contrario que el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela (113), el de Evo Morales ha intentado sin embargo, a través de sus ofertas de diálogo con la oposición, atenuar esa “guerra mediática”.
Perú (108) va en cabeza de las agresiones, pero esa violencia sigue siendo menor que en Colombia (126) y México (140), donde grupos armados y narcotraficantes amenazan la supervivencia de la prensa en algunas regiones. Es verdad que el número de muertos ha disminuido en estos dos países, pero al precio de un aumento de las salidas hacia el exilio. Finalmente, los pocos signos de apertura del gobierno de Raúl Castro en Cuba (último del continente, 169) no han modificado en nada la situación de los derechos humanos. Veintitrés periodistas disidentes continúan encarcelados, y la libertad de prensa sigue siendo inexistente.
A Jamaica (21) y Trinidad y Tobago (27) se les ha unido, en lo alto de la clasificación, Surinam (26), que ha hecho su entrada este año junto con Guyana (88). Las tensiones entre el gobierno del presidente Bharrat Jagdeo y el monopolio estatal de la radio explican la peor clasificación de la última. Haití prosigue su lenta remontada (73) y Argentina consigue clasificarse mejor (68), mientras que Brasil (82) se encuentra estancado a causa de algunos casos graves de violencia contra la prensa.