Trabas a los periodistas extranjeros, control y propaganda en Tibet
Organización:
Reporteros Sin Fronteras está escandalizada con los métodos utilizados por las autoridades chinas para obstaculizar el trabajo de los periodistas extranjeros que intentan cubrir la situación de las regiones tibetanas. La organización reclama el regreso inmediato y sin condiciones de la prensa extranjera al Tibet, y a las provincias de fuerte población tibetana. Por otra parte, en Tibet se ha intensificado la interferencia de las radios internacionales, y los propietarios de cibercafés están obligados a reforzar la vigilancia. Finalmente, no se están escatimando medios de propaganda para denunciar a la “pandilla del Dali Lama” y a los medios de comunicación extranjeros.
“Las autoridades de Pekín están a punto de arreglar el problema de las manifestaciones tibetanas, mediante la fuerza y el silencio. Tras desembarazar al Tibet, y a las regiones colindantes, de observadores indeseables -periodistas y turistas extranjeros-, las fuerzas de seguridad aplastan las manifestaciones lejos de la mirada de la comunidad internacional. Naciones Unidas tiene que reclamar la vuelta de los periodistas extranjeros y el envío de observadores independientes, para terminar con la represión en Tibet”, ha manifestado la organización.
Desde el 10 de marzo Reporteros sin fronteras lleva contabilizadas más de cuarenta violaciones graves de los derechos de los periodistas extranjeros a los que, entre otras cosas, se les ha impedido trabajar libremente en las ciudades de Lhasa, Pekín, Chengdu, Xining, y otras localidades de las provincias de Gansu, Sichuan y Qinghai.
Uno de los ejemplos, citado por el Foreign Correspondents Club of China, es el un equipo de la televisión finlandesa detenido, el 17 de marzo, por la policía de Xiahe (Gansu), donde habían tenido lugar algunas manifestaciones tibetanas contra la autoridad china. A los periodistas les amenazaron y les confiscaron las grabaciones de vídeo, a pesar de sus protestas. “Mejor es que no sepa lo que le puede pasar si no nos enseña su material”, le dijo un oficial de la policía al reportero Katri Makkonen.
En la misma ciudad, el 16 de marzo la policía obligó a marcharse a unos corresponsales del canal británico de televisión ITV, tras haber controlado varias veces su identidad. Unos policías de civil filmaron a los periodistas. El corresponsal de ITV, John Ray, ha declarado que su chofer chino estaba “aterrorizado” cuando la policía le pidió su permiso y su placa de matrícula.
La policía de Chengdu (Sichuan) impidió el 16 de marzo que unos corresponsales del canal norteamericano de televisión ABC tomaran imágenes de un barrio tibetano. La policía les dijo que circularan, y les obligó a marcharse en un taxi.
A Luisa Lim, corresponsal de la radio norteamericana Nacional Public Radio, la rechazaron en varios controles policiales cuando intentaba llegar a la ciudad de Xiahe. Después la siguió, durante casi 300 kilómetros, un coche de la policía disimulado, hasta que llegó al aeropuerto. Al menos dos reporteros franceses corrieron la misma suerte en esa región fronteriza con el Tibet. A varios fotógrafos y reporteros de Associated Press también les impidieron trabajar libremente.
Spence Palermo, realizador norteamericano de documentales, fue secuestrado el 14 de marzo en la habitación de su hotel en Xiahe, para impedirle asistir a unas manifestaciones de tibetanos. En el testimonio que ha dado al canal CNN asegura que varios cientos de soldados han invadido el monasterio de Labrang, donde acababa de pasar varios días. En cuanto a unos periodistas de la BBC, les impidieron acceder al pueblo donde nació el Dalai Lama. En efecto, el pueblo de Taktser, en la provincia de Qinghai, se encuentra rodeado por la policía.
Por otra parte, a algunos periodistas les han impedido cubrir libremente la pequeña manifestación organizada el 17 de marzo en la Universidad de Pekín, por estudiantes tibetanos que llevaban velas encendidas. Detuvieron a varias decenas de manifestantes.
En Tibet, los propietarios de los cafés de Internet han recibido orden de impedir cualquier envío al extranjero de “secretos de Estado”, sobre todo fotos y vídeos. La red de telefonía móvil continúa ampliamente perturbada. A pesar del black-out, siguen circulando imágenes de las recientes manifestaciones. Reporteros sin Fronteras ha conseguido imágenes de víctimas tibetanas, asesinadas a disparos en Lhasa y Amdo.
La prensa del Tibet da cuenta de las violentas acusaciones de las autoridades, entre otras de la “lucha a muerte (contra) la pandilla del Dalai Lama”, al que califican de “lobo vestido de monje”, lanzada el 19 de marzo por el dirigente del Partido Comunista en el Tibet, Zhang Qingli. Y el dirigente comunista tibetano Raidi ha calificado de irresponsable la cobertura de los medios de comunicación extranjeros. Mientras el canal gubernamental Lhasa TV emite imágenes de “cabecillas” de las manifestaciones, la agencia oficial de prensa Xinhua asegura que más de cien manifestantes, calificados de “amotinados”, se han rendido a las autoridades. Según un periodista de Shangai preguntado por Reporteros sin Fronteras, los medios de comunicación chinos han recibido orden del Departamento de Propaganda de utilizar exclusivamente las informaciones de Xinhua, para hablar de la situación en Tibet.
Finalmente, desde el comienzo de las manifestaciones han aumentado las interferencias en las radios internacionales. Según el director de Voice of Tibet preguntado por la organización, las autoridades chinas han redoblado sus esfuerzos para impedir que la población pueda escuchar sus programas, gracias a más de un centenar de pequeñas estaciones de interferencias, instaladas cerca de las ciudades. Como ya constató Reporteros sin Fronteras en Tibet, en 2006, las autoridades emiten programas en chino y ruidos sordos, sobre todo de tambores y aviones, en las mismas frecuencias que las radios en tibetano, con sede en el extranjero. Voice of Tibet, con sede en India, ha aumentado en dos horas su programación destinada al Tibet.
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Updated on
20.01.2016