El 18 de septiembre de 2002, y durante dos horas, una veintena de militantes de Reporteros Sin Fronteras ocupó los locales de la Embajada de Eritrea en París. La organización pedía la libertad de los dieciocho periodistas encarcelados en el país y la reaparición de todos los periódicos prohibidos por el gobierno.
Actualización:
Hacia las 18 horas (16 horas GMT), la policía francesa desalojó a los militantes de Reporteros Sin Fronteras, de la Embajada de Eritrea.
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Desde las 16 horas (14 horas GMT), una veintena de militantes de Reporteros Sin Fronteras ocupaba los locales de la Embajada de Eritrea, situada en el 31-33 de la calle Lecourbe, en París. La organización protestaba así contra la situación de la libertad de prensa en ese país.
"No es aceptable que, con total impunidad, un Estado pueda privar pura y simplemente a un pueblo de su derecho a estar informado. Hacemos un llamamiento a todas las organizaciones internacionales, y en particular a las Naciones Unidas y a la Unión Europea, para que adopten sanciones contra los dirigentes eritreos", declaró Robert Ménard, secretario general de Reporteros Sin fronteras. "Desde hace un año venimos solicitando frecuentemente visados para poder visitar a los periodistas encarcelados en Eritrea, pero el gobierno de Asmara se empeña en negarnos la entrada al país", añadió el secretario general.
Reporteros Sin fronteras exhorta a las autoridades eritreas, y en particular al presidente de la República, Issaias Afeworki, a poner en libertad a todos los periodistas encarcelados en el país, y a autorizar de nuevo la aparición de todas las publicaciones prohibidas.
Hace exactamente un año, el gobierno ordenaba la suspensión de todas las cabeceras de la prensa privada. Al mismo tiempo, se iniciaba una oleada sin precedente de detenciones de los periodistas eritreos. Un año después, dieciocho profesionales de la prensa continúan tras las rejas, detenidos en algún lugar que las autoridades mantienen en secreto, sin que se hayan dado razones oficiales ni se haya celebrado ningún proceso.
Eritrea es hoy el único país del continente africano, y uno de los últimos del mundo, sin prensa privada. Solo tienen derecho a la palabra los medios de comunicación del Estado, estrechamente controlados por el régimen. Los pocos corresponsales extranjeros que había han abandonado el país, porque ya no pueden trabajar libremente, ni con garantías de seguridad.