Reporteros sin Fronteras y la Asociación de Periodistas Eritreos en el Exilio recuerdan que sigue habiendo quince periodistas encarcelados en Eritrea, lo que hace del país la mayor cárcel para los periodistas en Africa. Ambas organizaciones denuncian igualmente el "black out" sobre la información, organizado por las autoridades del país.
A menos de un mes del segundo aniversario de la represión que se abatió sobre los medios de comunicación privados en Eritrea, Reporteros sin Fronteras y la Asociación de Periodistas Eritreos en el Exilio, una organización que agrupa a medio centenar de profesionales de la prensa refugiados en el extranjero, recuerdan que sigue habiendo quince periodistas encarcelados en el país. Las organizaciones denuncian igualmente el "black out" organizado por las autoridades sobre la información, que mantiene la mayor opacidad sobre la suerte de estos presos. Zemenfes Haile, Binyam Haile y Simret Seyoum, a quienes se creía entre rejas, han salido en libertad; mientras que Selamyinghes Beyene nunca estuvo detenido.
"Aunque sólo podemos alegrarnos al saber que estos periodistas son libres, condenamos con la mayor firmeza su encarcelamiento inicial, efectuado sin razón oficial ni proceso, y lamentamos la total falta de trasparencia sobre su situación", han escrito Reporteros sin Fronteras y la Asociación de Periodistas Eritreos en el Exilio, en un correo dirigido al presidente de la República, Issaías Afeworki. "Las autoridades efectúan detenciones con la arbitrariedad más absoluta, y no dan ninguna información sobre los lugares o las razones de la detención de los periodistas, ni sobre los motivos de su liberación", han criticado ambas organizaciones.
Eritrea es el único país del continente africano, y uno de los últimos del mundo, en que no existe prensa privada. Solo los medios estatales, estrechamente controlados por el régimen, tienen derecho a la palabra. Hoy, solo tres medios de comunicación extranjeros, la BBC, la AFP y la Deutsche Welle, disponen de corresponsales allí, que no pueden trabajar ni libremente, ni con total seguridad.
El 18 de septiembre de 2001, el gobierno ordenaba la suspensión de todas las cabeceras de la prensa privada, y procedía a una oleada de detenciones sin precedente de los periodistas eritreos. Casi dos años después, sigue habiendo quince profesionales de la prensa entre rejas, y la gran mayoría de ellos se encuentran así desde finales de septiembre de 2001.
Reporteros sin Fronteras y la Asociación de Periodistas Eritreos en el Exilio han hecho un nuevo llamamiento a las autoridades eritreas para que pongan fin a esa situación liberando a los periodistas, subrayando que para Naciones Unidas un encarcelamiento, en tanto que condena de la expresión pacífica de una opinión, constituye una grave violación de los derechos humanos.
Además, ambas organizaciones han denunciado vivamente la forma en que el régimen eritreo instrumentaliza el servicio nacional, para debilitar la actividad de los medios de comunicación. En efecto, las autoridades justifican frecuentemente el encarcelamiento de periodistas pretextando, contra toda evidencia, que han faltado a su deber militar.
El ejemplo más reciente es la detención, el pasado 8 de julio, de Akhlilu Solomon, el corresponsal local de la radio Voice of America que, según las autoridades, habría sido conducido a un campo militar, para cumplir su servicio nacional. Por su parte, la radio afirma que al periodista se lo llevaron por un reportaje, que mostraba el desarrollo de algunas familias de soldados.
Zemenfes Haile, ex director y co-fundador de Tsigenay, fue detenido igualmente por las autoridades eritreas, a finales de 1999, acusado de no haber hecho el servicio. Según las informaciones recogidas por Reporteros sin Fronteras, quedó en libertad pocas semanas más tarde. Simret Seyoum, director del semanario independiente Setit, fue detenido el 7 de enero de 2002, cerca de la frontera sudanesa, cuando intentaba escapar. Quedó en libertad el 9 de enero de 2003, tras un año de detención, sin que las autoridades dieran ninguna explicación. Binyam Haile, reportero del periódico gubernamental Hadas Eritrea, estuvo detenido durante varias semanas, en noviembre de 2001, y de nuevo trabaja en el periódico.
Selamyinghes Beyene, periodista de Meqaleh, al que se creía encarcelado, nunca ha estado detenido y las autoridades pretenden que está cumpliendo el servicio nacional.