La represión emprendida por los militares va acompañada de un black-out informativo
Organización:
Reporteros sin Fronteras y la Burma Media Association están escandalizadas por las medidas adoptadas hoy por la Junta Militar, encaminadas a impedir que periodistas y militantes puedan dar testimonio de la represión que se abate sobre los manifestantes. Así, han cortado la mayoría de los teléfonos móviles del país y la red de Internet está drásticamente reducida haciendo difícil, e incluso imposible, recibir información de fuentes independientes.
La policía y el ejército comenzaron a cargar sobre los manifestantes el 26 de septiembre. La represión ha causado ya varios muertos en Rangún, entre otros lugares cerca de la pagoda de Shwedagon. Según fuentes locales de ambas organizaciones, algunos periodistas se encuentran heridos. Han detenido a decenas de personas.
“Los generales no han dudado en utilizar la fuerza para reprimir las manifestaciones pacíficas, ampliamente cubiertas por la prensa internacional. La Junta, que se sabe protegida por China y la impotencia de la comunidad internacional, corta al país del resto del mundo para intentar terminar mejor con la “revolución del azafrán”, que estaba a punto de nacer. Hacemos un llamamiento a la prensa internacional para que intensifique su cobertura de la situación en Birmania, entre otras cosas enviando a periodistas al interior del país para que el drama no se desarrolle a puerta cerrada”, han manifestado las dos organizaciones.
El 26 de septiembre de 2007, a las 15 horas, las autoridades militares cortaron numerosos teléfonos móviles del país, impidiendo que periodistas y manifestantes pudieran dar cuenta de la represión emprendida por las fuerzas de seguridad en el centro de la capital. Hoy han resultado heridos varios periodistas, y entre ellos Than Lwin Zaung Htet, de la revista The Voice.
Las autoridades han cerrado varios cafés de Internet en Rangún, y el proveedor de acceso Bagan Cyber, controlado por la Junta, ha reducido considerablemente la velocidad del tráfico. Cada vez resulta más duro enviar, o recibir, fotografías y vídeos, desde o a Birmania.
El 25 de septiembre fue detenida en su domicilio de Rangún Khin Mar Lar, esposa de Nyein Thit, periodista y antiguo preso político. Los que la policía pretendía era detener al periodista.
Desde hace varios días están cerrados algunos blogs y sitios de Internet. A los teléfonos cada vez se accede con mayor dificultad desde el extranjero, especialmente en Ba Maw, Mandalay y Myitkyina. Y en la embajada de Birmania en Bangkok han negado el visado de turista a decenas de periodistas extranjeros.
La Asociación Literaria de Birmania, un grupo de periodistas e intelectuales, hizo un llamamiento el 24 de septiembre pidiendo la libertad de los presos políticos y la reconciliación nacional, uniéndose así, a pesar de las amenazas de la censura militar, al movimiento de protesta de los monjes. Esa organización, creada el 20 de septiembre, es un eco de la que se fundó durante las manifestaciones de 1988. U Win Tin, encarcelado desde julio de 1989, fue uno de sus promotores.
“Sabemos que será una batalla difícil. Pero el poder de la brutal dictadura se ha visto cuestionado por otro poder, el del amor, y éste es un poder que un día vencerá”, ha dicho hoy, a ambas organizaciones, uno de los organizadores del movimiento en Rangún.
El 24 de septiembre, la Junta Militar implantó el toque de queda en Rangún y Mandalay, y tiene prohibidas las concentraciones de más de cinco personas.
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20.01.2016