Al más célebre de los periodistas birmanos le condenaron en 1989 a veinte años de cárcel, por "subversión" et "propaganda antigubernamental". U Win Tin, que fue uno de los mentores políticos de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi - también privada de libertad - continúa cumpliendo la condena que le impusieron en un proceso inicuo.
Veinte años de cárcel para « El Sabio »
Tras más de diecisiete años en la cárcel, y a pesar de su mala salud, U Win Tin no se pliega. En la celda especial de la cárcel de Insein, cerca de Rangún, Saya, "El Sabio", como le llaman sus compañeros, se niega a renegar de su compromiso con la Liga Nacional para la Democracia, expoliada por la Junta Militar de una aplastante victoria electoral en 1990. Continúa pidiendo la libertad sin condiciones de los miles de presos de opinión detenidos en el país.
Al más célebre de los periodistas birmanos le condenaron en 1989 a veinte años de cárcel, por "subversión" et "propaganda antigubernamental". U Win Tin, que fue uno de los mentores políticos de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi - también privada de libertad - continúa cumpliendo la condena que le impusieron en un proceso inicuo.
Debilitado por una infección urinaria y dos ataques cardíacos, U Win Tin, de 76 años de edad, tiene derecho a recibir dos visitas al mes. Uno de sus allegados le lleva comida, medicinas y algunas noticias del mundo exterior. Pero el periodista ya no tiene derecho a escribir y solo puede leer la prensa oficial.
Desde el comienzo del año 2006 está privado también de las visitas de los representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). La Junta Militar pretendía que se efectuaran en presencia de un oficial.
Editorialista en los años 60, ya entonces U Win Tin denunciaba la corrupción y la militarización del país, y animaba a alabar los méritos de le resistencia pacífica, predicada por el Mahatma Gandhi.
Birmania, cárcel o censura previa
Birmania es uno de los pocos países del mundo donde la prensa privada está sometida a censura previa. Es un auténtico paraíso para los censores. Tijeras en mano, los agentes de la División de Vigilancia y Registro de la Prensa controlan, antes de su publicación, cada artículo, editorial, caricatura, publicidad e ilustración. En 2005 comenzaron incluso a expurgar los avisos de defunciones publicados en los periódicos birmanos, para entre otras cosas eliminar las referencias a las Naciones Unidas, a las que acusaban de pretender derrocar al régimen. Más grave aun, las autoridades censuran las informaciones independientes sobre la realidad de la epidemia de gripe aviar, el SIDA o el tráfico de droga, que causan estragos en la antigua perla del Imperio Británico.
Los generales birmanos, en el poder desde 1988, han trasladado la capital del país, por razones que no se han explicado, a cerca de Pynmana, una ciudad aislada en las montañas, en el centro del país. En 2006 condenaron a dos periodistas por sacar fotos de esa nueva ciudad, donde los militares piensan que están al abrigo de una hipotética invasión norteamericana.
Aunque en las oleadas de liberaciones de 2005 a siete periodistas les aplicaron una reducción de condena, hay otros siete que continúan detenidos. Y entre ellos U Win Tin, cuyo nombre apareció sin embargo en la lista de los liberados. Pero parece que las autoridades siguen temiendo la influencia de este consejero cercano de Aung San Suu Kyi, condenado a veinte años de cárcel.
En Birmania, a un periodista le pueden caer siete años de cárcel por el simple hecho de poseer, sin autorización, un fax, una cámara de vídeo, un modem o un ejemplar de alguna publicación prohibida. También está prohibido ver el primer canal de televisión independiente en birmano, el DVB TV, que emite por satélite desde Noruega.
Finalmente, la Junta filtra los sitios de la oposición y sobre todo vigila muy estrechamente los cibercafés, donde los ordenadores efectúan automáticamente capturas de pantalla cada cinco minutos, para vigilar las actividades de los internautas. Desde junio de 2006 las autoridades bloquean los servicios de chat o telefonía por Internet, tales como el Gtalk de Google.
Los otros nominados de 2006 en la categoría « Periodista » eran:
Dawit Isaac, Eritrea
Periodista y propietario del semanario Setit, Dawit Isaac, de 42 años, fue detenido el 23 de septiembre de 2001, en el curso de un gran razzia que siguió a la "suspensión" de la prensa privada, cinco días antes. Casado, padre de tres niños, forma parte de los trece directores de periódicos, redactores jefe y periodistas acusados, sin pruebas, por el gobierno de « traidores » y « espías » de Etiopía. A ninguno de ellos han llegado a inculparle. No tienen derecho a recibir visitas ni de su familia, ni de su abogado.
En posesión de la nacionalidad sueca desde los años 80, Dawit Isaac era una de las figuras de la joven élite eritrea.
Hollman Felipe Morris, Colombia
De 36 años de edad, Hollman Morris se ha convertido en su país, inmerso en una guerra civil que dura ya más de cuarenta años, en uno de los mejores especialistas en temas de derechos humanos y del proceso de paz. En 2003 Hollman Morris asumió la dirección del programa « Contravía », dedicado a tratar el conflicto armado y las iniciativas en favor de los derechos humanos. El programa, emitido por primera vez en el canal público Canal Uno, está a punto de reanudarse tras un período de suspensión.
Pero a Hollman Morris el trabajo de investigación le ha valido sólidas enemistades. Muy crítico con el presidente Álvaro Úribe, en el punto de mira de todos los grupos armados, el periodista ha recibido repetidas amenazas.