“La presencia de miles de manifestantes prueba que la cuestión de los derechos humanos continua estando en el centro de los JJOO de Pekín. Hacemos un llamamiento a las autoridades chinas para que procedan a dejar en libertad a los presos politicos. Aún no es demasiado tarde”, ha manifestado Reporteros sin Fronteras.
Reporteros sin Fronteras aplaude la movilización de militantes de los derechos humanos que, el 8 de agosto de 2008, se reunieron en una decena de capitales mientras tenía lugar la ceremonia de inauguración de los Juegos de Pekín. “Pedimos a las autoridades chinas que, durante los Juegos, procedan a poner en libertad a los presos politicos y se comprometan a llevar a cabo mejoras concretas en el terreno de las libertades. Aún no es demasiado tarde”, ha manifestado la organización.
Varios cientos de manifestantes desfilaron el 8 de agosto en París, entre las 13 y las 14,30 horas, para denunciar los atentados a los derechos humanos en China, respondiendo al llamamiento efectuado por Reporteros sin Fronteras, el Colectivo Chino JO 2008, asociaciones pro-tibetanas, miembros del Partido Demócrata Chino y representantes de las comunidades birmana y vietnamita. La prefectura de policía había prohibido cualquier manifestación en torno a la Embajada de China, pero esa orden fue suspendida en la mañana del 8 de agosto por un juez del tribunal administrativo de París, al que había recurrido Reporteros sin Fronteras.
A pesar del importante dispositivo policial, los manifestantes se reunieron delante del reaturante Le Fouquets, situado en la esquina de los Campos Eliseos y la Avenida George V. La manifestación terminó tranquilamente en la esquina de la calle Trèmoille y la Avenida George V, frente a la Embajada de China.
Un simpatizante de Reporteros sin Fronteras escaló la fachada de un inmueble, situado frente a la Embajada, para colgar una bandera de la campaña “Pekín 2008”. Por otra parte, un altavoz estuvo difundiendo fragmentos del programa de radio emitido clandestinamente, el mismo día, en Pekín.
En Berlín, la manifestación reunió a un centenar de personas delante de la Embajada de China. Los diplomaticos vieron pasar el cortejo.
En Italia, Reporteros sin Fronteras desfiló el 7 de agosto delante de la alcaldía del distrito IV de Roma. El 8 de agosto se celebró otra manifestación delante del Palacio de la Provincia, seguida por numerosos periodistas. En un inmueble, los manifestantes iniciaron el despliegue de una banderola de Reporteros sin Fronteras, en la que figuran los aros olímpicos en forma de esposas, antes de que les interrumpiera la policía.
En Londres, los militantes de la organización se sumaron a democratas tibetaos y militantes democratas chinos, en concentraciones delante de la embajada china.
En Washington, Reporteros sin Fronteras se manifesto delante de la Embajada de China. A la organización de defensa de la libertad de prensa se sumaron disidentes chinos exiliados y líderes de organizaciones de defensa de los derechos humanos y de la comunidad tibetana Asistieron, entre otros: Thaddeus McCotter, miembro del Congreso y ferviente defensor de la libertad de prensa, y Jin Jae-Ho, disidente norcoreano, que lleva una semana en huelga de hambre en señal de protesta por el trato que reciben los refugiados norcoreanos en China.
En Madrid, representantes de Reporteros sin Fronteras, entre los que se encontraba su secretario general, Rafael Jiménez Claudín, se reunieron delante de la embajada china para intentar entregar una carta, en la que pedía la libertad de los periodistas chinos encarcelados. Un empleado se negó a recoger la carta, afirmando que Reporteros sin Fronteras es una organización “enemiga del pueblo chino”. Dirigiéndose a la prensa, Jiménez Caludín dijo que los “principales enemigos del pueblo chino son algunos dirigentes que (...) no reconocen las libertades civiles”.
El 7 de agosto, miembros de la sección canadiense de Reporteros sin Fronteras y diputados, así como un antiguo Secretario de Estado canadiense, se concentraron ante la Embajada de China en Ottawa. Asisitieron más de 300 personas que pidieron mayores libertades antes de los Juegos Olímpicos.