El 4 de junio de 1989, el ejercito chino aplastó con sangre el movimiento democrático en la Plaza de Tiananmen. Quinze años después sigue la represión contra los periodistas e internautas que denuncian esa matanza. Reporteros sin fronteras pide el fin de la censure sobre aquellos acontecimientos.
En China, el 4 de junio de 2004 se interrumpió frecuentemente la programación del canal informativo norteamericano CNN. En cada evocación o reportaje sobre el décimoquinto aniversario de la masacre de la Plaza de Tiananmen una imagen negra invadía las pantallas en las habitaciones de los hoteles, y de los residentes extranjeros, que son los únicos que legalmente tienen acceso al canal.
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02.06.2004
El 4 de junio de 1989 los carros del ejército chino aplastaban la revuelta estudiantil en la Plaza de Tiananmen de Pekín, y hacían sonar la campana de la contestación democrática a cara descubierta en China. Quince años más tarde, el término "4 de junio" continúa prohibido en la prensa y en Internet. Los periodistas y los internautas sufren aún las consecuencias de la censura y la represión, instauradas tras la "Primavera de Pekín".
En quince años han sido encarcelados más de 130 periodistas e internautas, de los que 43 participaron directamente en la "Primavera de Pekín". Y de ellos, tres se encuentran todavía encarcelados: Yu Dongyue, crítico de arte de Noticias de Liuyang, detenido el 23 de mayo de 1989 y condenado a veinte años de cárcel; Chen Yanbin, codirector de la revista clandestina Tielu, detenido en 1990 y condenado a quince años de cárcel; y Liu Jingsheng, de la revista clandestina Tansuo, detenido el 28 de mayo de 1992 y condenado a quince años de cárcel.
Por otra parte Huang Qi, creador de un sitio de Internet, se encuentra en la cárcel desde el 3 de junio de 2000 por dejar que se publicaran en su sitio, albergado en Estados Unidos tras una primera prohibición en China, algunos artículos sobre la masacre de la Plaza de Tiananmen. Está condenado a cinco años de cárcel por "subversión" e "incitación al derrocamiento del poder del Estado".
Recientemente, las autoridades chinas pusieron en situación de residencia vigilada a varios activistas de los derechos humanos, impidiéndoles así conmemorar públicamente el décimoquinto aniversario de la sangrienta represión contra los manifestantes de la Plaza de Tiananmen. Entre ellos se encuentra Liu Xiaobo, ardiente defensor de la libertad de expresión y autor de muchos artículos sobre la ciberdisidencia en China. Por otra parte, el médico militar Jiang Yanyong, famoso por haber revelado la epidemia de SRAS, ha sido "exiliado" a la provincia de Xinjiang porque, en marzo pasado, pidió al gobierno que reconsiderara su postura sobre la masacre del 4 de junio de 1989. En respuesta, el Primer Ministro Wen Jiabao explicó que el Partido Comunista no hizo otra cosa que preservar la unidad y la estabilidad del país.
Este año, en Hong Kong se ha acentuado la presión sobre los periodistas y los militantes de los derechos humanos, que llaman a manifestarse con ocasión del 4 de junio. Unos desconocidos han arrancado sistemáticamente los carteles relativos a esa conmemoración.
Todavía hoy corren riesgo los periodistas que se atreven a cuestionar la versión oficial del 4 de junio -el poder sigue considerando que la intervención del ejército fue "apropiada"-, o intentan conmemorar la "Primavera de Pekín".
En Internet se ejerce la misma censura. En mayo de 2003, Reporteros sin Fronteras demostró que el término "4 de junio" (Liu Si) estaba prohibido en los sitios y foros de discusión chinos. Los filtros adoptados por las autoridades bloquean sistemáticamente los mensajes que contienen alguna referencia a la masacre.
Desde el 4 de junio de 1989 las autoridades chinas controlan muy de cerca el trabajo de los corresponsales extranjeros, en particular sus relaciones con los disidentes. En diez años, más de 40 periodistas extranjeros han sido detenidos por haberse entrevistado con protagonistas del movimiento estudiantil, o con demócratas chinos. En vísperas del 4 de junio, se vigila especialmente a los periodistas de los medios de comunicación extranjeros. Así, el alcalde de Pekín aprobó, a mediados de abril de 2004, una nueva reglamentación que prohíbe cualquier concentración cerca de la Plaza de Tiananmen. A pesar de las promesas de las autoridades antes de la concesión de los Juegos Olímpicos de 2008 a Pekín, Reporteros sin Fronteras no ha notado ninguna mejora significativa en las condiciones de trabajo de los periodistas extranjeros.
Con ocasión del décimoquinto aniversario de la masacre de la Plaza de Tiananmen, Reporteros sin Fronteras pide a las autoridades chinas:
- que liberen a los 27 periodistas y a los 61 ciberdisidentes que actualmente están encarcelados, entre los que hay tres que fueron detenidos por su participación en el movimiento democrático de 1989.
- la abolición de la censura en la prensa y en Internet, en relación con los acontecimientos del 4 de junio de 1989.
- que pongan fin al acoso y las medidas vejatorias (residencia vigilada, seguimientos, escuchas telefónicas...) contra los periodistas que participaron en la "Primavera de Pekín".
- que autoricen a regresar a China, con total seguridad, a los periodistas y disidentes exiliados.
- que permitan que la prensa china e internacional den cuenta de las actividades de los grupos disidentes.