La resiliencia de los periodistas iraníes tras seis meses de manifestaciones y represión

Más de 70 periodistas han sido detenidos por las autoridades iraníes desde el inicio de las manifestaciones por la muerte de la estudiante Masha Amini el pasado 16 de septiembre. Los testimonios recabados por Reporteros Sin Fronteras (RSF) ilustran el día a día de los periodistas iraníes entre el miedo y el espíritu de lucha.



 

Famosa por ser uno de los regímenes más represivos del mundo, la República Islámica de Irán ha intensificado sus ataques contra los periodistas, en los últimos seis meses, para forzar su silencio. Desde el inicio de las manifestaciones, a raíz de la muerte de Mahsa Amini el pasado 16 de septiembre de 2022, más de 70 periodistas iraníes han sido detenidos y 16 de ellos permanecen encarcelados, elevando así a 27 el número de profesionales de la información actualmente en prisión en el país. La mayoría de periodistas viven, hoy en día, aterrorizados, extenuados, cuando no desesperados. Pero, gracias a la inquebrantable resistencia de unos pocos, la información sigue circulando, tanto dentro como fuera del país.

A pesar de la feroz represión desplegada por las autoridades iraníes, los encarcelamientos, la violencia y la censura, los periodistas siguen informando sobre la situación en su país. Seis meses después de la muerte de Mahsa Amini, ya es hora de que las autoridades iraníes comprendan que su política de terror es estéril.

Jonathan Dagher
Responsable de la Oficina de Oriente Medio de RSF

Varios periodistas iraníes contactados por RSF han aceptado, desde el anonimato, hablar de sus condiciones de trabajo y de vida en este ambiente de vigilancia reforzada. Todos comparten una profunda ansiedad y reconocen tener que recurrir a veces a la autocensura para evitar un posible interrogatorio o ser detenidos. “Cualquier tipo de comunicación con amigos en el extranjero puede agravar nuestro caso”, explica un periodista que fue interrogado por las fuerzas del orden el 18 de enero. Es una “pesadilla sin fin […] tengo miedo de escribir cualquier cosa, incluso en mi libreta, me siento permanentemente observado”, confirma otro periodista de Teherán.

Los periodistas iraníes se sienten también amenazados en el extranjero. En Francia, un reportero se enteró recientemente de que estaba en el punto de mira de la República Islámica tras ser alertado por la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE). "Es duro tener que mirar detrás de ti mientras caminas por la calle y observar cada coche que pasa para asegurarte de que no te siguen.", declaró a RSF. El periodista ya había recibido amenazas de muerte en Internet. Las autoridades francesas le han aconsejado, así como a su pareja, no viajar a los países vecinos a Irán. En Londres, la cadena en persa Iran International TV se vio obligada a cerrar sus oficinas, el 13 de febrero de 2023, debido a las graves amenazas recibidas por sus periodistas.

Cada palabra expresada es una batalla en sí misma

Un proverbio popular persa, encarnado en la voz de un arbusto, dice: "no importa cuántas veces me ataques y me cortes, no me duele, vuelvo a florecer". Algunos periodistas iraníes que, a pesar de las presiones, se atreven a investigar temas que molestan a las autoridades suelen citar este poema de Iraj JAnatie Ataie. En febrero, el periódico reformista Sazandegi no dudó en denunciar la inflación en el precio de la carne: una decisión arriesgada que le costó una suspensión temporal. Por su parte, Ali Pourtabatabei sabía que podía tener problemas con las autoridades por publicar informaciones sobre la misteriosa ola de envenenamientos de estudiantes iraníes en su web Qom News; sin embargo, lo hizo. Detenido recientemente, sigue encarcelado por la República Islámica. Al igual que Elahe Mohammadi, periodista del diario Ham Mihan y Nilufar Hamedi, corresponsal del diario Shargh. Son las dos primeras mujeres periodistas en haber cubierto la muerte y el funeral de Mahsa Amini, en septiembre de 2022. Siguen pagando a día de hoy el precio por haberlo hecho y continúan encarceladas desde septiembre del pasado año.

Una periodista entrevistada por RSF  había decidido firmemente renunciar tras su detención en octubre, pero cambió de opinión. No se me ocurre un trabajo más satisfactorio que este", afirmó. “Si me retiro del periodismo, pierdo mi identidad”. Sin embargo, para ella y sus compañeros que resisten, cada palabra expresada es ya una batalla en sí misma. “Pensamos constantemente en cómo jugar con las palabras para transmitir el verdadero significado de lo que queremos decir, y aun así hacerlo defendible ante las autoridades", afirma otro periodista contactado por RSF. “Hoy en día, en Irán, la valentía empieza en el momento en que decides escribir en un cuaderno una idea para una entrevista o un reportaje.

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