Informe de RSF: “El nuevo orden mundial de los medios de comunicación según China”
Reporteros sin Fronteras (RSF) publica su informe “El nuevo orden mundial de los medios de comunicación según China”. En esta investigación nuestra organización da a conocer la estrategia emprendida por el gobierno chino para controlar la información más allá de sus fronteras. Un proyecto que amenaza a la prensa de todo el mundo.
China, que ocupa el lugar 176, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2018 de Reporteros sin Fronteras (RSF), tiene cada vez mayor influencia más allá de sus fronteras para imponer su vocabulario “ideológicamente correcto”, disuadir a las voces críticas e intentar ocultar los capítulos negros de su historia. Este proyecto, menos conocido que el de las nuevas rutas de la seda, pero igual de ambicioso, amenaza directamente la libertad de prensa en el mundo.
Esto es lo que revela RSF en su informe “El nuevo orden mundial de los medios de comunicación según China”, disponible en el sitio web ltpszjrkmr.oedi.net, en francés, inglés y chino. En esta investigación nuestra ONG muestra la estrategia emprendida por el gobierno chino para alcanzar sus objetivos: modernizar su red de medios de comunicación audiovisuales al exterior del país, comprar publicidad de forma masiva, infiltrarse en los medios de comunicación extranjeros, así como el chantaje, la intimidación y el acoso que practica casi a escala industrial.
“En la forma de pensar del régimen chino los periodistas no tienen la misión de ser un contrapoder sino que deben estar al servicio de la propaganda de los Estados”, señaló Christophe Deloire, Secretario General de RSF. “Si los países democráticos no oponen resistencia, China hará que se imponga su antimodelo y la propaganda ‘a la china’ invadirá poco a poco los medios de comunicación de todo el mundo, compitiendo con el periodismo tal y como lo conocemos”, explicó.
“Formar un pensamiento crítico” en Pekín
En una década, China ha realizado enormes inversiones en la modernización de su red de medios de comunicación: el grupo China Global Television Network (CGTN) emite ahora en 140 países y Radio China International (RCI) transmite en 65 idiomas. El régimen logró convencer a decenas de miles de periodistas de países emergentes para que fueran a Pekín, con todos los gastos pagados, a “formar un pensamiento crítico”, a cambio de que realizaran una cobertura periodística favorable al régimen. En lo que respecta a los medios de comunicación de la diáspora china, que antes eran críticos frente al régimen, casi todos fueron comprados por el gobierno chino, que los ha integrado al aparato de propaganda del Partido Comunista Chino (PCC).
Pequín también ha exportado sus herramientas de censura y vigilancia, como el motor de búsqueda Baidu y el servicio de mensajería instantánea WeChat. Asimismo, alienta a los Estados autoritarios a copiar sus reglamentaciones represivas, una estrategia muy eficaz en el sudeste asiático.
Violencia e intimidación
El gobierno chino también recurre a la intimidación y a la violencia para hacer callar las voces disidentes, incluso en países democráticos. De los periodistas independientes a los grandes medios de comunicación, de las editoriales a las redes sociales, ningún eslabón de la cadena de producción de información está a salvo de la “mano invisible” de China. Incluso los embajadores de este país ya no dudan en subir el tono, de manera poco diplomática, para desacreditar los textos periodísticos que cuestionan la narrativa oficial del régimen chino. Frente a estos ataques, las democracias difícilmente reaccionan.