China. Epidemia de coronavirus: RSF pide el cese de la censura de información
Reporteros sin Fronteras (RSF) pide al gobierno chino que deje de obstruir la labor de los periodistas que cubren la epidemia de coronavirus. La organización señala que solo la transparencia absoluta ayudará a evitar la propagación de rumores que agravan la crisis.
Aunque el virus continúa propagándose tras haber infectado a casi 80,000 personas (principalmente en China) y haber matado a más de 2,600, las autoridades chinas siguen censurando cierta información sobre la epidemia. A principios de febrero, detuvieron a dos periodistas -Chen Qiushi y Fang Bin-, y a dos comentaristas políticos -Guo Quan y Xu Zhiyong-, y pusieron a un tercero, Xu Zhangrun, bajo arresto domiciliario.
En las últimas semanas, Pekín también ha dado instrucciones a los medios de comunicación para que hablen del heroísmo de los salvadores antes que del sufrimiento de la población o las deficiencias de las medidas adoptadas por el gobierno.
Al mismo tiempo, las autoridades han reforzado significativamente su control sobre las redes sociales y los foros de discusión, donde ciertos periodistas y blogueros se habían atrevido a publicar reportajes independientes y donde muchos internautas ya no dudaban en expresar su enfado y exigir el fin de la censura.
RSF insta a las autoridades chinas a que pongan en libertad a los periodistas y comentaristas detenidos y que a la vez permitan que los medios hagan su trabajo informativo sin impedimentos.
"La censura es claramente contraproducente en la lucha contra una epidemia y solo puede agravarla e incluso contribuir a convertirla en una pandemia", puntualiza Cédric Alviani, jefe del departamento de Asia Oriental de RSF. "Solo la total transparencia permitirá a China minimizar la propagación de rumores falsos y convencer a la población de que siga las instrucciones de salud y seguridad recomendadas para frenar la epidemia".
El gobierno chino ha sido muy criticado tanto en el país como en el extranjero por su gestión opaca y burocrática de la crisis del coronavirus.
El más alto tribunal de China, el Tribunal Popular Supremo, reconoció a fines de enero en un comunicado en su cuenta de WeChat que las detenciones el 1 de enero de ocho médicos denunciantes acusados de difundir rumores -incluido Li Wenliang, quien murió como resultado del virus a principios de febrero-, pueden haber contribuido a debilitar la respuesta a la epidemia.
El propio presidente Xi Jinping ha sido criticado por esperar tres semanas después del primer caso documentado para alertar a la Organización Mundial de la Salud y más de seis semanas antes de llamar a la movilización contra la epidemia, en vísperas de la festividad del Año Nuevo Chino.
El hecho de que los medios de comunicación chinos estén estrechamente controlados por el Partido Comunista y que a menudo se vean obligados a transmitir su propaganda también ha facilitado la circulación de rumores falsos sobre los orígenes de la epidemia y los métodos de protección.
China ocupa el puesto 177, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa publicada por RSF en 2019.